MI DERECHO A INSULTARTE

¿Quién decide los límites de la libertad de expresión? Imagen: EspecialEn este mundo abundan las personas que se ponen de a pechito para ser insultadas por cada pendejada que hacen o dicen, por otro lado, también hay legiones enteras de florecitas que no soporta un aire porque se les desgarran sus delicadas vestiduras. Y por supuesto, en internet no es la excepción.
A lo largo de la evolución de la web se ha satanizado la actividad deltrolleo y en varios foros se busca detectar y eliminar a este tipo de usuarios, sin embargo, los que abogan por un internet libre están difundiendo una nueva y polémica corriente: el derecho a ofender y ser ofendido.  
“El problema que tenemos es que se opta por censura previa en lugar de apertura como el estándar en ciertos contextos políticos. La realidad es que entre más protecciones demos a personas que se sienten ofendidas en línea, más barreras levantamos para el libre flujo de la información", explica Renata Ávila durante el evento de Wikimanía que se llevó a cabo la semana pasada.
Renata, abogada en Derechos Humanos y quien trabaja para la World Wide Web Foundation -una organización que busca acceso libre y universal al internet– asegura que todo tipo de expresiones deben ser bienvenidas para que las sociedades encuentren un punto medio desde el cual puedan evolucionar.
Aunque parezca que el tema en sí es trivial e incluso estúpido, el llamado derecho a ofender tiene que ver con la tan zangoloteada libertad de expresión. A ésta siempre se la ha querido enmarcar pero, ¿y quién decide cuáles son sus límites?
Por ejemplo, Instagram, la red social con más auge para difundir fotografías,  ha decidido prohibir la palabra “curvy” (curvilínea, voluptuosa, rellenita) en sus etiquetas. Aseguraron que esa decisión la tomaron porque muchos usuarios han usado la palabra para compartir contenido erótico, lo que violaba sus políticas (y ofendía a las buenas conciencias). Esa justificación es muy imbécil y de doble moral ya que aún tú puedes etiquetar una foto con las palabras “dick”, “vagina”, “sex”, etc. 

Pareciera que Instagram critica a las mujeres con carnes y prefiere a las delgadas y  recatadas  que no andan con el #freethenipple. Imagen: Instagram/Cara Delevigne
Lo que se busca con la implementación del derecho a ofender en línea es generar “una provocación” que conlleve a “puntos de vista distintos”. Pero si no toleramos esto, nunca avanzaremos. Recordemos las ámpulas que levantó a principios de año el ataque al semanario satírico Charlie Hebdo. Si bien, el mundo condenó la muerte de los periodistas, también se generó una discusión en torno a sus métodos y usos de la libertad de expresión. 

Imagen: Especial 
La religión se presta mucho para reírnos de  ella… lo que muchos ven como un sacrilegio.
“La web es ahora la venia para muchas protestas, que muchas veces abarcan colectivos más amplios que los de las calles. Al ser un espacio más amplio, nuestros derechos para el nuevo siglo también deben habilitar un espacio en el que consideremos que algunas ideas nos pueden ofender. Y aceptarlo”, concluye Renata.
Así que ya sabes. Tómate tu tiempo, piensa en las palabras adecuadas y siéntete libre de insultarme.