Tiempo después, un novio la invitó a experimentar con el bondage -esa práctica sexual que involucra el amarre de la pareja y su total sometimiento- y le encantó.
"Con las ataduras el cuerpo se pone muy tenso. Hay que tener un aftercare, cuidar a la sumisa, mimarla, ayudarla a que su cuerpo vuelva".
"Estamos para servir al dominante. Nuestro placer es el dominante, si el dominante la está gozando, yo feliz y encantada. Mi placer es el de él".
"El bondage o las ataduras también tiene su chiste porque hay puntos donde no puedes atar y puedes quedar inválido por una mala atadura.Son cosas muy complicadas de hacer y además de mucho riesgo. También practico la asfixia: una cosita que salga mal, pues ahí quedé".