No conozco una banda como ellos. Recuerdo
haberlos escuchado tocar en un irish pub en el Barrio Antiguo de Monterrey en
un escenario improvisado y con el hedor del público rozándoles los
instrumentos.
Para ese entonces yo sólo conocía su
sencillo ‘No coke’ pero resultó gratificante poder escuchar por primera vez sus
canciones en vivo y en mi mente rebota aún el palomazo de ‘Another one bites
the dust’.
Diez años después, con cuatro discos encima
y el reconocimiento internacional, cierran su gira de aniversario en el lugar que
ellos mismos consideran un símbolo de la música independiente: el Café Iguana.
“Nos da gusto voltear atrás y tener una
historia que contar. Tener tantas canciones que nos recuerdan cosas y con las
que la gente se ha identificado. Estamos bien contentos de estar en casa, como
dicen: there´s no place like home. Nos sentimos como en el pesebre”, expresa
Marcela Viejo.
Quiero Club vio su
nacimiento en Monterrey en 2004 pero su
talento pronto terminó exportándose al resto del país. Sus primeras canciones
fueron devoradas por la Ciudad de México y a un año de su formación sus acordes
hicieron bailar al monstruo del Vive Latino.
Era la época en la que se
vislumbraba en el horizonte una sacudida más a la industria musical y el establecimiento
de una nueva forma de interacción entre las personas.
“Nosotros somos hijos del Myspace. Nos
hicimos ahí y empezamos a salir a tocar a Cholula, al DF, al Edo. de México… Como
banda independiente, todos los días son difíciles. Lo que hemos logrado en diez
años nos ha costado bastante pero es una recompensa bien grande hacer lo que te
gusta, levantarte y saber que tu trabajo es lo que te apasiona”, comparte Priscila
González.
Ruido,
mucho ruido
A pesar de sus éxitos, no la han tenido
fácil. En los últimos años la violencia en el país, particularmente en
Monterrey, cerró establecimientos, amenazó a promotores y provocó una fuga de
talento que menguó los ánimos y asestó un duro golpe a la vida nocturna de la
ciudad.
“De repente se puso violento y era más
difícil hacer conciertos”, recuerda Pris.
Si bien Quiero Club es un grupo musical que
se puede asociar con la fiesta, el baile y el desmadre, ellos nunca han sido
ajenos a la realidad en la que viven.
“Nosotros estamos muy tristes por la
situación de hoy en México. Muchas personas piensan que nuestras canciones son
alegres porque tienen esos tintes pero muy en el fondo hay un mensaje y un
sentimiento medio nostálgico”, señala Marcela.
Antes de convertirme en un total aguafiestas,
paro la conversación porque ya se escuchan Las
Mañanitas que amigos y familiares le cantan al grupo en su décimo aniversario,
y le digo a Marcela que mejor vaya a partir el pastel.
Minutos después, con el betún todavía
encima, me dice Pris que terminan la gira e inmediatamente se meten al estudio
a componer las canciones de su quinto disco. “Somos tardadones pero estamos
empezando a echarle un chingo de ganas para el 2015”, balbucea.
Sin más, apago la grabadora y me uno al festejo, pensando que no hay mejor club que éste.