LA PUNZADA DE XAVIER VELASCO


“Quieres que te detesten. Que te vean y se persignen. Ponerte la peluca de tu mamá y que te digan '¡Ay qué tipo tan más asqueroso!'”


El escritor Xavier Velasco presentó en la ciudad su nueva novela titulada “La edad de la punzada”, una historia sobre las anécdotas que van construyendo el retrato de un adolescente mal portado y la irrupción de un acontecimiento que lo cambiará todo.

“Esta novela ciertamente cuenta la historia de un niño mimado pero también cuenta qué tan mal le puede ir a un niño mimado”, comentó Velasco.

Aunque no es biográfico, esta novela narra pasajes del Xavier adolescente que estudió en una escuela de varones y siempre se sintió inadaptado.

“Yo me preguntaba '¿por qué me tiene que pasar todo a mí?: me reprueban, no me hacen caso las vecinas, me odian mis compañeros, mis vecinos se burlan de mí', y la respuesta siempre era la misma: 'porque tu vas a ser un narrador y algún día tienes que contar esto'”, expresa el ganador del premio Alfaguara 2003.

LA PUNZADA

La edad de la punzada, de berrinches y caprichos, es una etapa por la que pasan todos aquellos que brincan de la niñez a la adultez. Unos más rápidamente que otros. Unos más violentamente que otros. 

“Cuando estás en secundaria el 'qué dirán' te domina. En prepa ya no tanto, al contrario, que digan lo que digan: que me odien, que me vean feo. Quieres que te detesten. Que te vean y se persignen. Ponerte la peluca de tu mamá y que te digan '¡Ay qué tipo tan más asqueroso!' Que no te comprendan. Que te aguanten”.

¿Cómo está eso de que ya no quieres que te comprendan sino que te aguanten?

“Cuando estás cansado de buscar que te quieran y comprendan, llega un punto en el que dices 'ahora me las van a pagar, no saben con quien se metieron'. Finalmente esto es otra reacción del orgullo herido, la reacción del despecho”, explica el autor.

“La edad de la punzada”, editado por Alfaguara, es un libro que a Xavier Velasco le sirvió como catarsis y con el cuál pudo concretar un ciclo.

“Un año tardé en escribir esta novela. Terminé inusualmente rápido porque llevaba toda la vida pensando en escribirla, prometiéndome que no podía morirme sin hacerlo porque era un libro absolutamente necesario, porque estaba lleno de verdad y porque había sido una historia especialmente intensa”, comparte Velasco.

“Con la escritura de este libro me ahorré un dineral en psicoanálisis. La verdad es que cuando ya estaba terminando este libro me di cuenta que la gran razón por la que lo había escrito era para recuperar a mi mamá”.

A dos meses de empezar a escribir la novela, a inicios del 2011, la madre de Xavier Velasco falleció.

“Después de un viaje, retomo la historia y me doy cuenta que no sólo puedo escribirla, sino que necesito escribirla porque es la única manera de traer de regreso a Alicia. Me dí cuenta que mi madre en esta historia estaba completamente viva”.

Las palabras de Xavier se entrecortan al hablar de su madre y se evidencia el conflicto reflejado en la novela:

“En ese momento ya no quiero que el mundo me deteste, al contrario, necesito que el mundo me perdone, que me deje de llover, que la vida vuelva a ser la misma y yo pueda ser un hijo cualquiera de familia, aunque sea sin coche y sin casa, no importa”, habla el autor con los ojos vidriosos.

Tu novela aunque es muy personal, ¿no crees que tenga algo que ver con el choque generacional que está viviendo el país?

“Aunque probablemente quede como anillo al dedo para estas generaciones, yo la desligo absolutamente de temas políticos”.

A propósito, ¿qué opinión te merecen los movimientos de jóvenes como el #Yosoy132?

“Siento mucha lástima, mucha pena porque un movimiento tan lindo, tan genuino, me da pena que se lo coman los de siempre. Que se lo coman el SNTE. Que se lo coma toda esta gente arribista y que los que estaban ahí no hayan sabido mantenerse como tenia que ser, como lo han hecho los Indignados españoles que dicen: 'No somos parte de ningún movimiento ni estamos del lado de nadie'”.

Será que México está en su edad de la punzada y no logra saber que es lo que quiere aún.

Afirmas que ya escribiste los libros que tenias en deuda, ¿tienes pensado escribir otro?

“Estoy escribiendo otro libro pero no uno que me haya prometido hacer. Sin el deber, simplemente porque me da la gana escribir. Espero que en un año quede listo pero no prometo nada”.

En días en que nos vienen prometiendo de todo, es bueno escuchar una no promesa.