De acuerdo
a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 75 millones de
jóvenes están desempleados en el mundo y tienen tres veces más probabilidades
de estar desocupados que los adultos.
En México,
el llamado bono demográfico, la fuerza laboral que representa esta generación,
está siendo desperdiciado y sobreexplotado con trabajos pobres que no le
ofrecen protección ni la posibilidad de un futuro estable.
La crisis
generada por los cambios en los modelos económicos, el avance tecnológico y el
incremento de la desigualdad social, han convertido a esta generación en
sujetos inactivos o víctimas de las soluciones rápidas, llámese así a la ostentosa
oferta que representa ingresar a las filas de la delincuencia organizada.
“La juventud más preparada de nuestra historia
vivirá peor que sus padres”
Así reza el
manifiesto del colectivo español Juventud sin Futuro. En el país ibérico la
tasa de desempleo de jóvenes alcanza el 43 por ciento.
En México viven
alrededor de 36 millones de jóvenes. La Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE)
dice que 7 millones no realizan ninguna actividad productiva. Esta cifra
aumenta ya que anualmente se integran
poco más de 2 millones de jóvenes a la población económicamente activa y el
número de empleos que se generan en el mismo periodo no cubre ni la mitad de
ellos.
En este
punto, el sector académico debería encontrar el engranaje ideal para que los
individuos que se están preparando en sus aulas entren al mercado laboral sin
mayores complicaciones.
El director
de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública (EGAP)
Campus Monterrey, el Dr. Bernardo González-Aréchiga, menciona que hay que hacer
operativo y rentable el conocimiento a través de una sinergia entre las esferas
académicas, empresariales y gubernamentales.
He ahí un
gran reto, ya que por un lado la academia reconoce que están “encerrados en su
propia burbuja”; el sector empresarial reclama que no hay gente capacitada para
ser contratada; y por si fuera poco el gobierno mantiene su discurso de
estabilidad económica.
Mientras se ponen de acuerdo, los jóvenes siguen
buscando ingresos que de alguna u otra forma conseguirán.