MÚSICA DE LA CALLE

¿Qué sonidos se perciben al caminar por las calles? : Ruidos de los puestos ambulantes, silbatos de policías, motores de automóviles, bocinas, risas, gritos, todas esas expresiones estridentes de las ciudades modernas.

Con tanto ruido la música en la calle puede resultar agua pura para nuestros oídos.
                                                                                                        En México
La musicóloga uruguaya Olga Picún ha estado investigando respecto a este fenómeno social que son los músicos callejeros. Ella se hizo las preguntas ¿por qué está el músico en la calle? ¿por qué la gente se detiene a oírlos? ¿cumple alguna función social?

“Hay un intercambio recíproco entre ejecutante y escucha. La música funciona como un mecanismo de arranque, pues la atracción que ejerce al paseante es susceptible de provocar una manifestación de agradecimiento objetivada usualmente en una gratificación económica o de desagrado e indiferencia” dice Picún.

En sus viajes, la también maestra en antropología social, descubrió que los músicos callejeros tienen tres formas de presentarse: Una, los que transforman la vía pública en escenario. Dos, quienes tocan un instrumento para los que van transitando deteniéndose sólo un momento. Tres. Los músicos que se desplazan ya sea caminando o en el transporte urbano.

Las diferentes actitudes tomadas por los transeúntes al escuchar y ver a un músico callejero (que sin lugar a dudas en su mayoría tocan para recibir unas monedas) dependen en mucho del escenario, del carácter, del posible costo y del contexto social.


En España
 “Si bien la presencia de un instrumento musical no convierte al individuo que lo porta en músico, si expresa en ciertos casos ambigüedad respecto de su imagen, en tanto se desdibuja la frontera entre músico y mendigo.”

Para Olga Picún el conflicto de imagen que tienen los músicos callejeros es por falta de una regulación pública.

“Los músicos callejeros en Barcelona tienen una regulación estricta. Las normativas aquí en México los consideran trabajadores no asalariados. Por falta de esta regulación muchas veces el músico es visto como mendigo.”

Tal regulación no debe contradecir la democratización de la cultura para aquellos sectores de la sociedad que tienen poco o nulo acceso a los espacios hegemónicos de la música como las salas, auditorios y foros especializados en ofrecer grandes conciertos a altos costos.

“El público de la música callejera es el que elige serlo. La música estrecha vínculos, he visto cómo se forman comunidades en torno a músicos, incluso malos músicos. Un viejito de unos ochenta años me dijo en Barcelona: - ellos me devolvieron la alegría- , es más de lo que mucha gente puede hacer ¿no? Las experiencias que los músicos me han contado respecto del público y las que he visto apuntan a cosas que trascienden” finaliza Olga.