Me hubiera gustado empezar así esta entrevista. Lo cierto es que no había plática agendada ni mucho menos sabía quién era Huberto Batis. Pero ahí estaba la respuesta a una pregunta jamás hecha.
“Vázquez Raña, el dueño del Excélsior quiere un periódico para defenderse del gobierno y defender sus negocios. Ealy Ortiz en el Universal se defiende con su periódico pero a él lo que le interesa son sus negocios. El periódico es solamente un escudo con el cuál arremeten o se callan.”
¿Qué es el periodismo? El periodismo puede ser todo eso que estás pensando pero ante todo, el periodismo es una industria. El principal objetivo de cualquier industria es obtener ganancias. La gran mayoría de los dueños de periódicos no son periodistas, son empresarios.
Dice Huberto Batis “Actualmente el periodismo se hace por y para el poder. Contra lo que se debe de luchar es, principalmente, contra la censura empresarial.”
Lo que se lee en un diario es tan variado como poco noticioso. Páginas y páginas plagadas de publicidad, infinidad de boletines de prensa de las dependencias gubernamentales y otra gran parte son varias secciones de relleno como horóscopos, recetas y consejos sexuales.
“También hay que leer cochinadas” dice Batis quien se considera un drogadicto a la información y un entusiasta de la gama de posibilidades que ofrece Internet y las nuevas tecnologías.
“No hay que perdernos. No sólo existe el Reforma, la Jornada. Están los informadores electrónicos, el iPad, los blogs, las revistas en línea. Letras Libres y Nexos se van a acabar y van a entrar a Internet”
Erotismo contra la censura
Huberto Batis, a la salida de Fernando Benitez, se encargó de dirigir el suplemento cultural Sábado utilizando el erotismo como reto a la censura.
“El erotismo me lo heredó Benitez. Publicábamos textos de Cuevas porque en el Excélsior no se los publicaban. En Sábado yo metí a escribir presos de la cárcel que mandaban textos, monjas, soldados, prostitutas…un cochinero impresionante”
En Sábado, Batis le dio espacio no sólo a singulares personajes, sino también a jóvenes universitarios y escritores noveles que no pertenecían a las mafias editoriales.